En mayo de este año, el Presidente de México dijo que un grupo interdisciplinario crearía un indicador para medir el bienestar del alma. La pregunta más importante que no contestó el Presidente es saber cómo medimos eso. Tampoco nos dice qué parámetros se usarían para medirlo. Me imagino que un primer criterio sería saber qué tan cercano a Dios se encuentra el mexicano. Del 1 al 10, en la encuesta de AMLO para medir el bienestar del alma, 1 sería muy lejano y 10 muy cercano. Pero eso nos llevaría a otro problema: cómo medimos esa cercanía. A manera de reflexiones, un criterio podría ser ir a los templos; o quizá el ser bueno –entendido lo bueno como la ausencia de lo malo- sería otro criterio. O seguramente otro criterio sería saber si alguna vez uno fue neoliberal y otro criterio sería si uno ha sido corrupto. Al final, con tanta prosperidad en el país –con tono irónico, pues- uno debería de estar preocupado si tiene más de dos pares de zapatos y un vehículo modesto para trabajar.
Desde campaña, AMLO aseguró que no solo de pan viviría el hombre… Recientemente lo ha vuelto a señalar. Ya ven, es fiel a sus ideas. Pero el problema es que no es su misión ver por el bienestar del alma. Ni siquiera debería destinar recursos públicos para esos asuntos. Pero lo hace. Y eso viola el estado laico –que tampoco parece importarle a nadie-. Hace un par de días, el Presidente de México presentó su “Guía Ética para la Transformación de México”. Con un lenguaje bíblico en algunas partes de su contenido, la Guía pretende impulsar una revolución de las conciencias, pero esta revolución no será coercitiva y deberá ser fruto del consenso nacional. Pero uno es el contenido del texto y otra historia el origen del mismo. El origen no ha sido consensuado y, aunque aspira a la unidad nacional, en realidad la Guía se convierte en un contra discurso del presidente quien, desde las mañaneras y desde su posición de poder, ha hecho todo lo contrario a lo que en que se publica. “No todas las personas son como tú […] y no pretendas imponerles tus conductas, gustos, opiniones o preferencias…”. Y creo que eso es justo todo lo contrario a lo que el mismísimo Presidente ha hecho.
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